miércoles, 21 de julio de 2021

América Central se sube al centro del escenario mundial

 

Las distintas explosiones que venimos viviendo en América del Sur, se trasladaron hacia el Norte y llegaron a las Antillas. Cuba y Haití sacudieron el tablero del panorama mundial, y se colaron por unos días en el centro de las miradas. Con problemas de distinta índole, ambos países atraviesan crisis y problemas que vienen de arrastre y que fueron agravados por la pandemia.

                Cuba es por excelencia, el país que está siempre en el centro de toda grieta y discusión política. Una Revolución exitosa que sobrevivió al bloqueo norteamericano y a la muerte de su líder principal pero que no tiene forma de revertir el creciente deterioro económico provocado por un bloqueo que no cede y una pandemia que no perdonó a nadie.  Si a todo le sumamos el lobby permanente del exilio cubano y la intención irrenunciable de la CIA norteamericana por derribar a los herederos de Fidel, tenemos una mezcla muy difícil de pilotear aún para los avezados conductores cubanos.

                A pocos kilómetros de Cuba, se encuentra Haití, el primer enclave independiente de América latina. Esta iniciativa inicial jamás fue perdonada, por lo que este país caribeño fue siempre sojuzgado, como si la pobreza permanente fuera una marca de nacimiento. La Naturaleza también hizo su parte, y distintos movimientos sísmicos hicieron también su parte para que Haití nunca levantara cabeza. Con distintas fuerzas de ocupación extranjeras emplazadas  desde hace ya varios años, los distintos gobiernos no pudieron evitar la violencia permanente, que acaba de llegar a su cenit con el asesinato de su primer mandatario Joveniel Moise.

                Ambos sucesos tienen en común la intervención extranjera. La diferencia es que en Cuba se hace en forma subrepticia, mientras que en Haití las manos ajenas ni siquiera disimularon su pertenencia.  Ambos países enfrentan un futuro incierto, pero lo enfrentarán con distintas armas. Mientras el régimen cubano tiene un pueblo organizado, Haití sigue manoteando una solución que siempre se les escapa y que lo sigue sumergiendo en un abismo que parece no tener fondo.                 

               

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