miércoles, 24 de diciembre de 2014

El Congreso yanqui blanqueó las torturas de la CIA

Las revelaciones de los congresistas demócratas, que describieron descarnadamente las torturas empleadas por la CIA, horrorizaron a todo el mundo pero no sorprendieron a nadie. Desde sus orígenes, la principal agencia de inteligencia norteamericana no dudó en utilizar los métodos más aberrantes para obtener información.
            Si bien es una agencia muy poderosa, la CIA no es independiente del gobierno norteamericano. Toda la información recabada es para uso del poder ejecutivo norteamericano. Recordemos sino los datos falsos con los que el gobierno de Bush hijo intervino en Irak, buscando esas armas de destrucción masiva que nunca aparecieron.
            La lista de intervenciones de la CIA es interminable. La Guerra Fría le otorgó un lugar de privilegio en el dispositivo bélico norteamericano. Presupuestos millonarios y cobertura política constante, hicieron del espionaje norteamericano, uno de los más expandidos del planeta. La autoproclamada mayor democracia del Mundo nunca se molestó en poner límites morales ni éticos a este órgano de inteligencia, que nunca vio disminuido su poder pese a sus numerosos errores.
            Así, desde su cabeza para abajo, la CIA no dudó en torturar a sus enemigos o a quienes pudieran otorgarle información. Tormentos físicos y psicológicos, asesinatos, secuestros. Todas las modalidades fueron aplicadas y permitidas en nombre de la disputa con la Unión Soviética. La caída del Muro de Berlín no modificó los sistemas. Y llegamos al siglo XXI con su metodología intacta aunque ahora sacada a la luz por los legisladores demócratas, avalados por el Presidente Obama.

            Ahora está por verse si este blanqueo fue una maniobra para distraer a la opinión pública de las disputas raciales originadas en Ferguson o son parte de un cambio cultural que quiere legar un Presidente que está en el ocaso de su mandato. Si bien la primera posibilidad parece probable, tal vez el terremoto interno provocado por el informe  demócrata logre algún cambio en el salvaje sistema de inteligencia norteamericano.