miércoles, 18 de junio de 2014

Colombia eligió darle una oportunidad a la paz

Finalizada la segunda vuelta, la reelección del presidente Santos llevó alivio no sólo a Colombia sino también a toda Latinoamérica. Si bien el actual mandatario está lejos del perfil progresista de varios de sus vecinos, a lo largo de su gestión ha intentado seriamente llegar a la paz por medio del diálogo con las Farc, hecho casi revolucionario ya que ninguno de sus antecesores lo intentaron  con convicción.
La idea de terminar el proceso de paz fue la idea fuerza de la campaña de Juan Manuel Santos, pero tan loable objetivo no le significó un triunfo fácil, ni siquiera en la segunda vuelta logró sacarle una diferencia muy pronunciada a su rival Oscar Zuluaga. En Colombia, las elecciones no son obligatorias por lo que menos de la mitad de la población habilitada para votar decidió el destino de su país.
Gracias a este triunfo, las negociaciones entre el gobierno y la guerrilla colombiana seguirán su curso en La Habana. Ambas partes buscarán poner fin a una guerra interna que lleva casi 50 años. Santos no sólo inició las conversaciones sino que también impulsó leyes que buscaron reparar los daños como fueron las de víctimas y la restitución de tierras. Una postura diametralmente opuesta a la de su antecesor, Uribe, quien apoyó con toda sus fuerzas a Zuluaga. Juan Manual Santos fue ministro de Defensa de Uribe pero es considerado un traidor por no haber seguido las políticas de uribistas.

Ahora, el reelecto mandatario deberá cumplir con su promesa de cerrar el acuerdo con las farc antes de fin de año e iniciar  conversaciones con el Ejército de Liberación Nacional, que es la segunda guerrilla del país. Las miles de familias destruidas por el largo conflicto miran con esperanza este proyecto, y sus vecinos continentales miran con simpatía a un presidente que eligió fortalecer al Unasur, a diferencia de sus antecesores que sólo tenían a Estados Unidos en su radar.