sábado, 24 de junio de 2017

Las Islas Británicas a la deriva

Pasa también en el Primer Mundo: un mal cálculo electoral puso al desnudo la crisis social que latía en Gran Bretaña, hasta aquí escondida bajo la alfombra, por una dirigencia más enfocada en discutir el Brexit que en enfrentar los problemas sociales y económicos.
                Theresa May, la primera ministra inglesa, se dejó guiar por las encuestas que la señalaban ostentando una imagen positiva importante, y adelantó las elecciones para reafirmar su poder y terminar de meterse al parlamento inglés en el bolsillo. Pero no tuvo en cuenta una verdad que los políticos argentinos conocen bien: los guarismos de imagen  no equivalen a un volumen igual de votos.
                Y si bien la sumatoria total dice que los conservadores fueron los más votados, la sensible baja en la cantidad de votos obtenidos, dieron vida a un laborismo que hasta hace pocos carecía de posibilidades ciertas de llegar al poder. 
                Pero el tema no es sólo electoral. El cimbronazo y la desorientación del gobierno se refleja en una Inglaterra sacudida por el fuerte sismo del terrorismo global, calamidad a la que los ingleses permanecían ajenos .  Así, recitales y otros lugares públicos debieron vestirse de luto ante la muerte violenta e irracional, provocada por grupos terroristas de dudosa procedencia y con desconocidas reivindicaciones.
                Pero las desventuras los habitantes de Downing Street 10, no terminan en el terrorismo. Un pavoroso incendio, en plena capital de un imperio en decadencia, provocaron alrededor de 70 muertos. Este tipo de noticias, que generalmente eran propias del tercer mundo y de ex colonias inglesas, ahora se produjeron a metros de los grandes símbolos ingleses.
                Lejos de la fatalidad, el edificio siniestrado había sido denunciado por sus condiciones inseguras varias veces, pero la corrupción y la inoperancia de un sistema político que descree de la intervención estatal para solucionar los problemas, fue más fuerte.

                Ahora el futuro británico luce incierto, como si la neblina tradicional inglesa hubiese invadido la vida política y social del otrora poderosa potencia.  El paradigma neoliberal se muestra impotente, justo en una de sus cunas, para enfrentar una crisis a la cual no se le vislumbra salida inmediata.