jueves, 18 de septiembre de 2014

Europa atrae a la muerte a miles de inmigrantes

Pese a la persistente crisis económica en el Viejo Continente, siguen siendo miles las personas que escapan hacia Europa desde el continente africano, quienes además del pasaje, pagan un alto costo en vidas: ya murieron durante este año 2.500 inmigrantes que buscaban en otras tierras un destino mejor.
            Las noticias de la alta desocupación en países como España e Italia no amedrentan a los miles de africanos que escapan de situaciones económicas peores y que por una cuestión de supervivencia, afrontan las olas embravecidas del Mediterráneo en cascarones que no pasarían un examen serio. También hay muchos refugiados que escapan de la violencia permanente de Oriente Medio.
            A la desesperación se le agrega la existencia de redes de traficantes de personas, que lucran con un negocio que no garantiza la llegada en buen estado del bien que transportan. Es más, hubo denuncias de que algunos de los naufragios conocidos fueron provocados por los mismos que habían fletado los botes. A esta altura ya podemos calificar de mafia a estas organizaciones, que no se diferencian demasiado de los tratantes de esclavos que existían hace un par de siglos.
            Si bien las fuerzas navales europeas no escatiman ayuda para los rescates, todavía no hay ninguna acción unificada para establecer patrones comunes para enfrentar este flagelo creciente. Lo primero sería un esfuerzo diplomático general para ayudar a que los países expulsores de personas dejen de hacerlo. Una tarea compleja y de largo plazo. Pero lo que sí se podría generar en lo inmediato, es una fuerza de rescate común, que asegure un tráfico normal en el Mediterráneo. Tampoco sería tan dificultoso combatir a las organizaciones que trafican estas travesías.

            Las condiciones políticas en Europa no son las mejores para enfrentar este problema. Son varias los partidos políticos que avanzan electoralmente fomentando el miedo al extranjero y la xenofobia. Pero los líderes europeos deberían entender que con un andamiaje legal que asista a la inmigración, se podrían evitar que estas tragedias cotidianas dejen de asolar las costas del viejo continente.