lunes, 17 de agosto de 2015

Ecuador: ahora van por Correa

El empeoramiento de la situación económica mundial, fue la señal de largada para tratar de jaquear a los gobiernos populares que surgieron durante la última década en América latina. Así, uno tras otros, gobiernos elegidos con el voto popular, son hostilizados por fuerzas que no fueron validadas por ninguna votación.
            Primero fue Venezuela, después siguieron Brasil, Argentina y Chile, y ahora le toca a  Ecuador, quien soporta una maniobra que busca terminar con el gobierno legítimo de Correa. Al presidente ecuatoriano se lo ve confiando, piensa que su enorme colchón de votos pondrá freno a la avanza golpista.
            Coordinados o no, un movimiento de pinzas converge sobre Quito. Por un lado, la izquierda anti extractivista, que si bien posee postulados justos, coinciden en salir a la calle en el mismo momento que lo hace la vieja derecha del Partido Social Cristiano, aquel de la vieja política que encarna, entre otros, el payasesco Abdalá Bucaram.
            El gobierno ecuatoriano de la Revolución Ciudadana se ha caracterizado por remover los cimientos electorales sobre los que estaba basado Ecuador. Es lo más lógico para un movimiento que se declara revolucionario y que además busca dejar atrás el Ecuador del atraso. Pero esto ocasionó resistencias a derecha y a izquierda, quienes salieron a cortar rutas y a marchar sobre la capital ecuatoriana.
            Si bien ningún partido opositor  hace alarde de tener apoyos internacionales, llama la atención la sintonía de métodos y momentos que existe entre estos ataques a Ecuador con los que suceden en el resto de Sudamérica. Si bien todavía no hay ningún país con un gobierno popular a punto de caer, crean un clima de efervescencia e incertidumbre, esperando una chispa que encienda el incendio definitivo.

            Hasta ahora, el fuerte liderazgo demostrado por quienes conducen los gobiernos latinoamericanos, ha evitado el éxito de los movimientos destituyentes. Ayuda también que la derecha continental carece, por ahora, de conductores fuertes. Pero eventualmente pueden surgir, y sólo podrán ser enfrentados por gobiernos basados en una amplia base popular.