martes, 16 de febrero de 2016

Nueva geopolítica del Vaticano

El Papa Bergoglio revoluciona cada lugar que visita, su popularidad es indiscutible y sus propuestas para modernizar, aunque sea en la superficie a la religión católica, recibe elogios casi unánimes. Pero a la hora de evaluar sus gestos políticos no todos parecen comprender la nueva geopolítica del Vaticano.
                Atrás quedó el Papa Juan Pablo II y su enorme aporte para que la guerra fría se terminara con la victoria del capitalismo. Hoy al Vaticano le importa más frenar el avance incontenible del capitalismo financiero que daña principalmente a la población de menos recursos que es  donde más adherentes recoge el catolicismo.
                Por eso no es casual el juego a varias bandas que practica el pontífice argentino.  Convencido de las guerras menores son el modo en que se mantiene el aparato militar industrial mundial en movimiento, no duda en reunirse con las diversas partes contendientes para bajar los niveles de conflicto. Lo hizo no sólo en Medio Oriente, sino también  en Europa Oriental.
                Foto impensada unas décadas atrás, ahora Bergoglio no duda en aceptar la ayuda de Cuba para estrechar lazos con Rusia. Es por eso que Putin ve con buenos ojos que los cristianos católicos se reconcilien con sus pares ortodoxos comandados por el Patriarca de Moscú, lo que repercute a su vez en el conflicto armado que persiste en Ucrania.
                Más cercano a la realidad de nuestras tierras, la visita a México es una movida para que la realidad política, económica y social de nuestro continente no desbarranque. El país azteca está atravesado por conflictos violentos que no deja de cobrarse su cuota diaria de vidas. Signos de estos tiempos, el Papa fue recibido más como jefe de Estado que como líder religioso.

            Será un enorme desafío para Bergoglio, surfear la olea de neoliberalismo que vuelve con ánimo vengativo a bañar las playas de América latina. Por ahora gestos políticos sutiles jalonan su política. Retacea encuentros con la nueva dirigencia de derecha y respalda a los perseguidos políticos. Las nuevas administraciones latinoamericanas ya saben que el ojo del Vaticano no se apartará de nuestro continente.