viernes, 18 de noviembre de 2016

Trump desnudó la decadencia del imperio americano

Finalmente, el candidato republicano se quedó con las llaves de la Casa Blanca ante el pavor de gran parte de la prensa mundial, que enciende las luces de alerta mundial ante la llegada de un proto fascista como Donald Trump.  Cualquier recién llegado a las arenas internacionales le daría las condolencias a la candidata derrotada del progresismo, Hillary Clinton, sin darse cuenta que la mayoría de lo que pronostican sobre las medidas que tomará  Trump, ya las llevó adelante el gobierno demócrata saliente.
                Ocupados   en adelantar  las catástrofes que se vienen, los analistas internacionales evitaron durante la campaña electoral hablar del deterioro general de Estados Unidos, que llevó a que sus electores prefieran afrontar el riesgo Trump antes que mantener una situación que los llevaba inevitablemente a un colapso. Los trabajadores norteamericanos vieron en estos años como desaparecieron muchos puestos de trabajo por culpa de las empresas que levantaron sus sedes y las trasladaron a otros países, donde el costo laboral es mucho más barato gracias a los tratados de libre comercio firmados por los sucesivos gobiernos demócratas.
                Tampoco la arena internacional les dio alegrías a los norteamericanos. La Casa Blanca promovió conflictos en todo Medio Oriente y fabricó de la nada una maquinaria terrorista como la de ISIS y promovió el asesinato de líder como Kadafi en Libia.  Sin embargo, el gasto en recursos económicos y vidas humanas no logró que se cumplieran ninguno de los objetivos trazados por la dirigencia norteamericana, que por el contrario, lograron fortalecer, como contraparte, la figura del mandatario ruso, Vladimir Putin.
                En el campo de los derechos humanos, los demócratas no son mucho mejores que Trump. Pese a las promesas de Obama, la cárcel de Guantánamo sigue siendo un pozo cloacal que sigue oliendo mal y que no muestra señales de que pueda ser desmantelado en el corto o mediano plazo. Además, pese a su discurso progresista, la administración demócrata no dejó nunca de deportar indocumentados, y mucho menos demolió ese muro que ya existe en la frontera con México y que se supone, será ampliado por Trump.

                No pretendemos abrir ningún tipo de crédito a un presidente caricaturesco como Donald Trump, pero desde el vamos la posible desactivación del Tratado Transpacífica, es la primera noticia positiva para nuestra región en muchos meses. Sabemos que el complejo militar industrial no dejará de ejercer su poder de lobby para que el gasto militar no decrezca, pero el escenario cambió y se tornó imprevisible, por lo que habrá que otear el horizonte sin descanso.