martes, 18 de mayo de 2021

Chile ya no será el modelo de la derecha latinoamericana

 

Todas las críticas a los gobiernos progresistas o populistas de América latina fueron siempre acompañadas por la inevitable mención del ejemplo a seguir: Chile. El primer laboratorio de los Chicago Boys en nuestro continente, fue  la receta soñada para aplicar en todos los países vecinos. Pero este  modelo, que ya se venía tambaleando en los últimos años, fue derribado el pasado domingo con las elecciones constituyentes.

                La enorme lucha callejera que se llevó a cabo durante todo 2019, había logrado arrancarle al gobierno de Piñera, la convocatoria a una elección constituyente, que terminara de derribar la pesada herencia de Pinochet, latente en la carta magna chilena. El presidente chileno pensaba que durmiendo las protestas y planificando las elecciones con tiempo, iban a poder doblegar la voluntad del pueblo en la calle.

                Si bien la pandemia frenó las protestas, el pueblo chileno no olvidó sus reivindicaciones a la hora de votar. El establishment político sufrió una dura derrota, y tanto la izquierda como las propuestas independientes hicieron una gran elección.  Pese a no tener una maquinaria mediática que los sostuviera, quienes levantaron la bandera de terminar con un sistema  de desigualdad e injusticia social, se ganaron la posibilidad de introducir los cambios soñados en el articulado de la nueva ley de leyes.

                No es ajeno a este resultado, la pésima gestión de Piñera, pero no debe soslayarse que los chilenos eligieron terminar con la fantasma de Pinochet, que no fue combatido frontalmente por ninguna de las fuerzas políticas que se alternaron en el gobierno desde el restablecimiento de la democracia. Por otro lado, hubo también elecciones para gobernadores y para alcaldes, que arrojaron el mismo resultado: derrota de las fuerzas conservadoras.

                Esta elección marcará un antes y un después en la política de América latina. El bastión más fuerte de la derecha, se derrumbó como un castillo de naipes. Colombia y Perú hace rato que hacen agua también, pero la caída del modelo chileno, es el dato  más saliente de los últimos 20 años.