miércoles, 22 de marzo de 2017

Ruidos y filtraciones en la alianza Occidental

La asunción de Trump y su acción sobre la política exterior norteamericana, ya están produciendo los primeros escozores en Occidente. Es que el nuevo líder norteamericano no cree mucho en las alianzas y prefiere ocuparse en forma personal y reunirse mano a mano con los líderes mundiales. Así, la OTAN se mantendrá vigente sólo si se aviene a sus políticas y si se cuadra a su mandato y no al de Alemania, país que había asumido, por prepotencia económica, la representación de Europa en el conglomerado militar más importante del planeta.
                Además del cambio de rumbo de la Casa Blanca, la Unión Europea no resolvió todavía la salida de  Gran Bretaña de su seno. Pese al pronunciamiento inglés, aún no está claro cómo será la salida y ni siquiera se sabe si el Reino Unido seguirá llamándose así, ya que Escocia tiene la firma voluntad de no salirse de la UE.
                Mientras tanto, Trump esboza un choque de espadas con China que se parece más a un tanteo de la fuerza y voluntad del enemigo que de un conflicto abierto. Es sabido que el magnate norteamericano es un agresivo negociador pero tiene enfrente a un país sólido y al que le sobra paciencia ¨oriental¨.  Por las dudas, el Pentágono se rearma y así el complejo militar e industrial norteamericano pierde los miedos que le habían generado los dichos aislacionistas del nuevo presidente.
                En tanto, el otro gran jugador mundial, Rusia, mira expectante como se desarrollan los acontecimientos. Salidos del foco de atención, Putin mira en silencio, como sus rivales toman una iniciativa que por ahora no perjudica sus políticas. Experto en explotar las debilidades europeas, el líder ruso aguarda que se aclare el panorama para hacer sus movidas, sabedor que su buen desempeño en la crisis Siria, logró instalar que la maquinaria bélica rusa está vigente.

                Un mapa cambiante y un futuro nebuloso. Un presente ¨líquido¨ para un planeta que carece de una brújula precisa, que le permita adivinar hacia donde se dirige.