Desde que Nicolás Maduro asumió su mandato no dejan de
sucederse los problemas en el país caribeño. La violencia callejera recrudece de pronto y amaina, como olas de una marea incesante, pero la
tensión no desaparece.
Es que
Venezuela nunca dejó de estar en el centro de la tormenta desde que el
comandante Chávez inició su primer mandato. Para Estados Unidos, que una de las
reservas de petróleo más importante del mundo no estuviera en manos de un
mandatario obediente, nunca le terminó de cerrar, por lo que no dejó ni dejará
de operar en contra del chavismo.
De nada
sirvieron los claros triunfos electorales
de Chávez, como tampoco importan los que obtuvo Maduro. El valor mineral
que guarda Venezuela en sus entrañas es un bocado que la Casa Blanca busca
comerse de cualquier manera.
Pero no
está solo Estados Unidos en su cruzada. España también tiene intereses en la
región, y que un líder político decida recuperar el dominio de sus recursos
naturales conspira contra la seguridad en sus negocios. Por eso todo el
entramado mediático español no dejó nunca de hostigar a Chávez y por supuesto
que tampoco lo hará ahora. Recordemos que el conglomerado de medios españoles
que encabeza el grupo Prisa con el diario El País, tiene radios y editoriales
como Planeta o Santillana de aliados.
Este mega
despliegue mediático, donde los mayores medios del mundo se asocian de hecho
contra un gobierno, es parte importante del problema a la hora de entender lo
que pasa en Venezuela. Por supuesto que Nicolás Maduro ha cometido errores: la
represión a las protestas ayuda a que éstas se potencien. Pero los medios no
dejan de alimentar el conflicto con coberturas que tratan de dictadura a un
gobierno repetidamente elegido por el pueblo.
Los
estrategas de todos estos planes apuestan a la erosión y al desgaste del
gobierno actual. Pero no olvidan que el gobierno bolivariano creció en la
hostilidad a lo largo de todo su mandato y que sabe como afrontar este acoso
incesante, de corporaciones que siempre ponen sus intereses por delante de las
decisiones soberanas de los países.