sábado, 21 de julio de 2012

martes, 17 de julio de 2012

Francia no quiere comprar la receta del ajuste


La ola ajustadora  en Europa se desarrollaba sin obstáculos por todo el continente. Grecia, España, Italia, Portugal fueron víctimas y muestras de las consecuencias recesivas del ajuste recetado por los centros de poder económico para enfrentar la crisis. Sin embargo, la ida de Sarkozy y el acceso de Hollande al timón de Francia, puso un paréntesis y también un signo de interrogación a la continuidad del vendaval neoliberal que azota a al viejo continente.
            Es que recién asumido, el líder socialista francés se encontró con una de las consecuencias visibles del parate: la automotriz Peugeot anunció miles de despidos. Pero a diferencia de sus colegas, Hollande consideró inaceptable las disposiciones de la empresa. Y lo que es más sorprende aún, dijo que el Estado francés no iba a jugar un papel pasivo frente al atropello. Esto en la Europa actual es casi revolucionario. Hoy los otrora poderosos del mundo decidieron entregar las llaves de sus países al FMI casi sin condiciones.
            Quienes defienden los despidos dicen que los costos laborales son muy altos, con lo que busca preparar el terreno para el cambio en la legislación laboral lo que hace la contratación de los trabajadores más barata y que siempre incluye la pérdida de derechos. Pero Hollande, a diferencia de Zapatero, parece no haber olvidado sus orígenes socialistas, y por lo menos propuso afectar otros impuestos para compensar la supuesta caída de la competitividad francesa.
            Además, y tal vez lo más sorprendente de este conflicto, el gobierno francés amenazó con investigar las ganancias de los empresarios franceses y averiguar cuánto cobran de dividendos.  Por lo visto, los socialistas franceses están mirando menos a Europa y más a América latina. Es lógico, son 8.000 puestos de trabajo los que se perderían. Un impacto demasiado fuerte para la economía de cualquier país y una pésima forma de iniciar una gestión de gobierno.
            Ahora habrá que ver como enfrenta Hollande las presiones internacionales que se le vendrán, sobretodo de Alemania, que de la mano de Angela Merkel se ha transformado en el fiscal del ajuste europeo. De movida el nuevo gobierno trató de desmarcarse de la gestión Sarkozy, pero el contexto no lo ayuda.  Hollande tendrá que construir poder para resistir las presiones que recibe y recibirá, pero no tiene otro remedio sino quiere pasar a la historia como otro socialista que entregó los derechos de los trabajadores. 

miércoles, 4 de julio de 2012

martes, 3 de julio de 2012

A los trabajadores de Dulce Carola los dejaron con lo puesto


Pocos vecinos de Villa Mitre saben que la ropa que lleva la  marca  Dulce Carola se realiza en pleno corazón de su barrio. Tal vez tampoco se enteraron que los más de 60 trabajadores que producen la  mercadería de la famosa marca de lencería femenina están luchando a brazo partido por mantener su fuente de trabajo.
            La situación no es nueva pero se acercó peligrosamente a una fase terminal. Hace 5 años empezaron una serie de irregularidades que trajeron como consecuencia el atraso en el pago de salarios, vacaciones y aguinaldos de los trabajadores. A muchos de ellos se les deben sumas que superan los 15 mil pesos.
            Pese a esto, con deuda y todo, en abril de este año la empresa cambió de dueños. Los trabajadores negociaron con las nuevas autoridades y llegaron a un acuerdo que establecía un cronograma de pagos para saldar la deuda. En las negociaciones intervinieron los tres sindicatos que abarca esta actividad y se llevaron a cabo en el Ministerio de Trabajo. Pero el marco de legalidad no fue impedimento para que la patronal borrara con el codo lo que firmó con la mano.
            Los trabajadores fueron maltratados, ninguneados y la deuda no sólo no se saldó sino que se incrementó. Y lo que es peor: los dueños retiraron mercaderías, muebles y maquinarias del establecimiento y no compraron materia prima para continuar con la producción.
            Con un panorama que se oscurecía día a día, los operarios de la firma decidieron, el pasado 7 de junio, tomar la planta para defender los puestos de trabajo. La parte gerencial y los empleados administrativos abandonaron sus funciones. Pero el resto de los trabajadores siguen firmes en sus puestos y ahora esperan la solidaridad  de los vecinos del  barrio y, lo que parece mucho más difícil, que la patronal reconsidere su conducta