domingo, 26 de noviembre de 2017

Nuevas formas de ataques contra Venezuela

La oleada conservadora en América latina está en su apogeo y en su momento más exitoso. Quedan pocos gobiernos populistas en la región y el objetivo es que no quede ninguno.  Sobreviven Evo Morales en Bolivia, tal vez el más entero aunque sin posibilidad, por ahora de reelección y Venezuela, el más atacado y también el más resistente.
                El gobierno de Maduro resultó un hueso duro de roer. Atacado por varios flancos, parecía inminente su caída, pero no cayó y el movimiento opositor que estuvo a punto de lograr su objetivo, hoy se diluye y desilacha frente a un chavismo que recuperó el control de la calle y del país.
                Tal vez por eso, un Occidente que ya saboreaba un triunfo que estaba al caer, se ve obligado a retomar la ofensiva económica y diplomática sobre el Gobierno de Maduro.  El primer objetivo es lograr instalar la idea de default venezolano. La propuesta de reestructuración de deuda del país caribeño fue tomada casi como una declaración de cesación de pagos y así allí fueron los tiburones del capital sedientos de sangre. Pero el respaldo de Rusia y de China al país latinoamericano frustraron una ofensiva financiera prometedora.
                 Es entonces que entran a jugar la moralina occidental amparada en los derechos humanos, esos mismos que no lograron defender cuando las dictaduras asolaron nuestro continente en los 70. Ahora se acordaron que el movimiento  opositor en las calles fue reprimido, aunque evitan tener en cuenta que la violencia vino de ambas partes y que varias de las muertes tuvieron autoría dudosa. Allí van ahora las cortes internacionales buscando ganar en los tribunales lo que se les escapó en las calles.

                Con fuerte decisión política, y con una constitución reformada que le dio un sólido andamiaje, Venezuela sobrevive y le enseña al resto de la región, que si los cambios no van acompañados de un aparato político y constitucional que los ampare, son efímeros y se esfuman ante el primer cambio de viento mundial.