lunes, 18 de octubre de 2010

Estados Unidos se disculpa tarde por sus abusos

A veces pasa que no se puede tapar el sol con las manos y la verdad histórica surge, sorpresiva e incómoda para quienes soñaban con una impunidad eterna. Les pasa a los personeros de la dictadura militar en la Argentina y sucede también en otros lugares del mundo, aún cuando involucra a la mayor potencia del mundo.
Muchos de los atropellos de los norteamericanos fueron públicos y notorios y han sido tratados en estas páginas. Pero hay otros que parecían condenados al olvido pero vieron la luz gracias a los esfuerzos de gente valiente que prefirió la denuncia al silencio cómplice. Es el caso de la doctora Sudan Reverby, que investigando en la Universidad de Pittsburg se encontró con evidencias que demostraban que científicos de su país inocularon sífilis y gonorrea a 1.500 prisioneros, soldados, prostitutas y enfermos en Guatemala en la década del 40 para estudiar los efectos de la transmisión de estas enfermedades en vivo y en directo.
La catedrática difundió su descubrimiento y ante la copiosa información la Casa Blanca debió salir a pedir disculpas casi 70 años después de los hechos. Por suerte para las autoridades norteamericanas, Josef Menguele ya murió y no les reclamará por robarle sus ideas. Lo que está por verse, es quién se benefició de estos experimentos, ya que seguramente las conclusiones habrán sido transmitidas a los laboratorios medicinales, quienes habrán desarrollados los medicamentos correspondientes sin cuestionarse el modo en que se obtuvo la información y sin compensar a las víctimas por el abuso..
Una vez más, un país pobre y latinoamericano, como Guatemala, fue utilizado como banco de pruebas humano para realizar experiencias que los funcionarios y empresarios norteamericanos no se animarían a realizar en su país. Habría que seguir husmeando en los archivos de más universidades norteamericanas para averiguar si se llevaron a cabo otro tipo de experimentos sobre la piel de los habitantes del cono Sur. Y lo que es más importante aún, investigar si estas prácticas son parte del pasado o siguen vigentes.