jueves, 18 de junio de 2020

La pospandemia y las prácticas autoritarias


Mientras América latina atraviesa el pico de contagios y Europa avanza en la salida  de la emergencia, ya despuntan los debates sobre el mundo que habitaremos en el corto plazo. Y si bien es verdad que hay efectos positivos, especialmente en el medio ambiente, también se vislumbran posibilidades de que se instalen prácticas cotidianas represivas para garantizar el cumplimiento de las medidas de prevención.
                El sistema educativo es una clara muestra  de lo que puede ser el futuro inmediato. El regreso a las aulas será inevitable en todo el planeta. Pero son pocos los países que lo concretaron. China empezó pero  tuvo que retroceder por un rebrote, España lo hizo parcialmente e Italia puso fecha para setiembre. En la Argentina, el Ministerio de Educación nacional ya aclaró que no manejan fechas probables.
                Frente a este panorama, debemos tomar el ejemplo de Francia para especular sobre lo que puede ser el retorno a clases.  Y es ahí donde suenan las alarmas, ya que se deben conciliar las medidas de distanciamiento social, con la premisa educativa de que el intercambio entre toda la comunidad escolar, es el  que garantiza el aprendizaje y la salud mental de las y los alumnos.  Pero en concreto, el ejemplo francés nos trae datos negativos: la escuela se transformó en un centro de ¨guardado social¨ donde las familias dejan a los alumnos para ir a trabajar y la vida escolar está marcada por pautas disciplinarias severas, que reglamentan y limitan las conductas.
                La nueva cotidianidad escolar francesa está marcada por el timbre de entrada, salida, cambio de clases. Tiempos muy marcados, con escaso tiempo para el ocio y el intercambio social, orden, silencio, poco diálogo. Frente a estas características de la nueva normalidad, es preocupante que la escuela deje de ser un espacio democrático de convivencia para transformarse en un recinto de encierro.
                Además resulta difícil imaginar una escuela donde se recorte lo afectivo. La misma situación de retorno de la pandemia demandará un acompañamiento y una cercanía aún mayor a la existente antes del encierro. Muchos chicos y chicas necesitarán contención permanente. Muchos de ellos perdieron familiares, y otros seguirán asustados por la mala experiencia vivida.
                Es por todo esto que debemos estar atentos a la pospandemia. El regreso será difícil y debemos impedir el avance de la tentación autoritaria de retroceder a niveles represivos ya superados en muchas sociedades. Habrá que aguzar el ingenio para que las escuelas no dejen de ser un centro de inclusión y aprendizaje y que no se transformen en lugares de encierro y represión.   

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