sábado, 19 de agosto de 2017

Corea del Norte y Trump, en una pulseada controlada

Pese a que los medios quieren mostrar que el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte es un conflicto entre dos desequilibrados, el conflicto que afecta a Extremo Oriente es una larga partida de ajedrez de final reñido y todavía indefinido. Ambos líderes están lejos de ser ¨locos¨  y, por el contrario, piensan cada jugada antes de ejecutarla.
Los medios agitan la supuesta irracionalidad de los mandatarios y tratan, de esta manera, de meter miedo a la sociedad mundial. Lo hacen porque  es su negocio vender noticias y cualquier escenario de tensión los beneficia. Pero hasta ahora Donald Trump está jugando el juego que más le gusta: golpea la mesa y espera que su poderío militar asuste al rival.
Kim Jong, el líder norcoreano, no es ningún tonto y retrocede cuando es necesario. Los movimientos recrean los argumentos de la guerra fría: la posibilidad de un ataque nuclear está latente pero no beneficia a nadie. Trump sube la apuesta en forma permanente y logra atraer todas las  miradas, logrando que los norcoreanos se enfoquen en Estados Unidos, lo que aleja la posibilidad de cualquier tipo de agresión hacia sus vecinos, que son aliados históricos de la Casa Blanca.
Hasta ahora el conflicto parece favorecer  a los norteamericanos, ya que no sólo tienen controlado el conflicto, sino que vienen logrando un éxito importante, al lograr que China haya decidido no hacer una defensa a ultranza, del régimen de Pyonyang.  Los coreanos amenazan atacar la isla de Guam, un objetivo menor frente a la existencia de tantos centros  superpoblados  que existen dentro de la región.
Esto no quiere decir que alguna chispa o un error desate un conflicto, pero en todo caso no será por la escalada verbal de ninguno de los contendientes, que hasta ahora, tienen declaraciones altisonantes y movimientos militares conservadores.        

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