sábado, 13 de marzo de 2010

Crónica de una noche en Ferro: del mundo virtual al real

Después de meses de adhesión a distintas formas de ciber militancia, donde sigo aprendiendo un montón, el jueves 11 de marzo fui al acto en la cancha de Ferro. La excusa: homenajear a esa corta esperanza que encarnó el querido Tío Campora en 1973, el objetivo: reencontrarnos con Néstor Kirchner al frente del peronismo y de los movimientos sociales.
Yo que vivo en Villa Mitre, me tomé el colectivo 113 y ahí tuve la primera muestra de la Argentina gorila: dos pasajeros puteaban a esos ¨negros de mierda¨ que usaban siempre banderas argentinas para quejarse. Pero no sabían que esta vez, los cientos y cientos de micros que llegaban contenían gente que iba preparada para vivir una fiesta.
Luego de caminar por una Avenida Avellaneda repleta de agrupaciones donde sobresalía la Gente de la Agrupación Evita venida de todos los puntos cardinales, llegué a la puerta de un estadio que a las 18 y 30 horas estaba lleno en un 70%. Iba a buscar a los blogueros peronistas que se encontraban en Cucha Cucha y Avellaneda, pero decidí entrar solo porque tenía miedo de quedarme afuera.
Ya adentro por medio de mensajes de textos me encontré con mi ex compañera de trabajo Liliana, que fue al acto con la gente del Chino Navarro de Lomas de Zamora. Estábamos al fondo del campo, adelante del cartel de Colectivo Militante.
Mientras escuchaba los primeros discursos de los organizadores, no podía dejar de recorrer a cada rato con la mirada, esas plateas y esas populares repletas, en donde a las 19 ya no cabía un alfiler. Además de las agrupaciones había mucha gente suelta.
Después empezó el acto formal, donde por primera vez en mi vida (ya tengo 39) canté el himno con emoción. Se sucedieron las palabras de Moyano y de Daniel Scioli y por último el plato principal: Néstor Kirchner. Cuando éste último fue anunciado, me di vuelta para mirar a la platea y vi como todos se levantaban como un resorte y aplaudían entusiasmados. Me acordé de los comentarios periodísticos que catalogan a los seguidores de Kirchner como militantes rentados que dejarán el redil kirchnerista apenas se acabe el dinero,el poder, o ambas cosas. Pero yo vi otra cosa y tal vez a esto se refería Cristina cuando distinguió entre el país real y el virtual.
Terminamos el acto cantando la marcha peronista, cuya primera parte la se desde mi niñez pero su parte final recién la estoy aprendiendo ahora. Me despedí de Lili no sin antes recordar a algunas compañeritas gorilas de nuestro trabajo que debían estar sufriendo con este acto. Caminé interminables cuadras hasta Avellaneda y Artigas donde tomé el 113 de vuelta, feliz de sentirme parte de algo importante y sin escuchar comentarios de pasajeros contreras.

1 comentario:

moo dijo...

Pablo, tal cual lo relatas fue, lastima no habernos cruzado, un fuerte abrazo