lunes, 14 de diciembre de 2009

El poder de las transnacionales del campo: el caso mexicano

Los argentinos nos acostumbramos, de un año a esta parte, a vivir pendiente de los temas del campo. La disputa entre las patronales sojeras y el gobierno nacional nos metió a casi todos los argentinos en un curso acelerado de temas agrarios. Las palabras Pool de siembra, monocultivo, ¨yuyo¨ y otras yerbas entraron violentamente en nuestro vocabulario. Pero no es solamente en nuestro país donde este tema es central. El comercio de semillas es realizado en todo el mundo por empresas transnacionales que dejan su huella en todos los países.
Elegimos el caso de México para mostrar que empresas como Monsanto, Cargill o Syngenta no sólo se llevan la ganancia de tierra mexicana, sino que encima son subsidiadas por el estado que encabeza el presidente Felipe Calderón. Mientras tanto, casi 27 millones de campesinos pobres, miran desde afuera todo el negocio y quedan al margen de los beneficios que su gobierno debería darles.
La revista mexicana Contralínea publicó en su edición de octubre pasado que la secretaría de agricultura mexicana gastó casi 1.400 millones de pesos mexicanos en subsidios a las agroindustrias a lo que se suman casi 580 millones de pesos en estímulos fiscales. No hace falta ir a los balances de Monsanto o Cargill para saber que ese dinero es pura ganancia . Por supuesto que las grandes empresas mexicanas no se quedan afuera del reparto.
Mientras tanto, los campesinos no reciben asistencia y están condenados a la pobreza y el atraso, ya que no sólo no pueden cubrir sus necesidades básicas sino que, obviamente, no pueden dotarse de ningún tipo de tecnología que les ayude a incrementar su productividad. Además se enfrentan con multinacionales como Cargill que acaparan el negocio del grano y es llamado por los mexicanos como el ¨coyote del maíz¨ por su manejo salvaje en la selva del mercado granario.
Otra empresa conocida por todos los argentinos, como Monsanto, también es directa beneficiaria del gobierno de Calderón en casi 16 millones de pesos. Lo mismo acontece con Dow Agrosciences que recibió subsidios por cinco millones.
Pero así como crecen los subsidios aumentan las tribulaciones del campesinado pobre. La cifra de 27 millones de campesinos pobres representa casi una cuarta parte de la población. La propia Cámara de Diputados informó que casi 12 millones y medio de mexicanos padecen de insuficiencia alimentaria. Lo que marca un ascenso en los números de casi 2,8 millones comparando las cifras con el año 2006.
La crisis financiera internacional tapó el tema alimentario, pero este problema no desapareció, por el contrario, sigue siendo un tema mucho más grave que la caída de los bancos, ya que está en juego el futuro de la comida de millones de personas. Y es sabido por todos que el hambre no espera.

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