martes, 24 de abril de 2018

Siria: amagues, operaciones y bombardeos para la tribuna


Hoy más que nunca, el escenario internacional merece ser considerado un lugar donde se montan distintas obras para distraer la atención mundial y se llevan adelante los objetivos que no se pueden manifestar en público. Siria es un lamentable muestrario de obras ficcionales donde campean la hipocresía y el enunciado de razones humanitarias que encubren propósitos lejanos a cualquier altruismo.
                Son varios los jugadores y distintas las estrategias y las finalidades que pretenden lograr. En Siria veníamos de un presente favorable al gobierno sirio, que se encuentra muy cerca de terminar la guerra contra los terroristas armados por las potencias  occidentales. El cercano triunfo de Bashar al Assad y por ende de sus aliados Rusia e Irán, encendieron todas las alarmas de las potencias occidentales, que ya habían sufrido la deserción parcial de los norteamericanos, que desde el inicio de la era Trump, habían preferido ser más observadores que actores en este conflicto de Medio Oriente.
                La posibilidad de perder predicamento en Medio Oriente y de anotarle un nuevo triunfo diplomático a Putín, llevaron a las potencias occidentales a unirse para emprender una ofensiva en todos los campos. Para eso montaron una gigantesca campaña de prensa internacional contra Rusia y contra Siria. En ambos casos usaron el veneno como justificativo de las posibles represalias.  Contra Rusia, el presunto envenenamiento de sus ex agentes, contra  Siria, el supuesto bombardeo con armas químicas contra la población indefensa.
                Instalados ambos temas, más allá de la contradicción que tengan las acusaciones con el sentido común,  les fue posible a estas usinas generar un clima de indignación mundial que repercutiera fuertemente en Estados Unidos, lo que logró que Trump no solo no lograra abstraerse de ese clima, sino que además debió ponerse al frente de la respuestas internacional.
                Sin embargo, no son tan tontos ni arrojados los estrategas de la OTAN. Se cuidaron muy bien de no tocar objetivos rusos y de ocultar la cantidad de víctimas civiles que provocaron sus ¨quirúrgicos¨  bombardeos, no sea cosa que el enojo mundial se les volviera en contra como un boomerang.  Saben que el gobierno sirio no está lejos de concluir su obra, y lo que buscan es condicionarlo para que esto no implique un crecimiento real de la soberanía de los países de la región, lo que significaría, como mínimo, la posibilidad de tener que tratar de igual a igual, a países a los que siempre habían dominado.
               
                  

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