Disculpen si llego tarde a la polémica, pero acabo de leer el libro La Masacre de San Patricio, de Eduardo Kimel y descubrí un dato que desconocía. Pero antes voy a contextualizar un poco este post.
Hace un par de meses atrás, se armó una pólemica originada en el debate sobre que clase de justicia tenemos. Todo por una serie de medidas judiciales que avanzaron sobre temas políticos y que conformaron lo que Cristina llamó ¨justicia cautelar¨. También tuvo que ver la denuncia del Gobierno contra el modo en que Clarín y La Nación se apropiaron de las acciones de Papel Prensa. En defensa de los jueces y cuestionando la versión histórica presentada por el Poder Ejecutivo, saltaron varios radicales entre ellos el fiscal del juicio a las Juntas, Julio Strassera. Este ex funcionario judicial se plantó en el escenario cuestionando fuerte al Gobierno.
Strassera buscó constituirse como una autoridad en el tema amparado en su histórico papel, coronado por la famosa frase ¨nunca más¨ que cerró su recordado alegato que condenó a los cabecillas del Proceso. Sin embargo, la verdad histórica no deja tan bien parado a Strassera una vez que se retrocede a los tiempos de la Dictadura en la que el ahora dirigente radical era fiscal. Si mal no recuerdo fue Osvaldo Papaleo quien señaló que Strassera participó de la investigación sobre el tema Papel Prensa y nada dijo sobre las condiciones de detención de Lidia Papaleo y de los demás investigados por los militares.
En el libro La Masacre de los Palotinos, el periodista ya fallecido, Eduardo Kimel, investigó el asesinato de los cinco religiosos que pertenecían a la orden irlandesa de los Palotinos, ocurrido en la parroquia de San Patricio el 4 de julio de 1976. Una de las dos hipótesis que recorren el libro es que fue una venganza de la Policía por el atentado contra el comedor policial, la otra teoría es que en realidad se trató de dar una lección a los religiosos que habían elegido misionar entre los pobres.
Kimel fue enjuiciado no por estas teorías sino por sostener que el juez que investigó el caso no hizo lo posible por resolverlo. El juez federal de ese entonces se llamaba Guillermo Rivarola y, ya en democracia, logró que el periodista fuera condenado a pagar una fuerte suma de dinero. Sucesivas apelaciones a tribunales internacionales le dieron la razón al periodista, lo que fue coronado con la despenalización de los delitos de calumnias e injurias, que nuestra Presidenta le propuso al parlamento el año pasado y que logró una rápida aprobación. Kimel no pudo disfrutar mucho de esto porque falleció este año.
Lo que yo no sabía y que ahora comparto con ustedes, es que el fiscal actuante en el caso de la investigación de la masacre era ni más ni menos que el mismísimo paladín de la Justicia, Julio Strassera, quien propuso el sobreseimiento de la causa pese a que existían notorias pruebas de que los asesinatos habían sido cometidos por fuerzas de seguridad ligadas a la dictadura militar. Pero dice Kimel: ¨para Strassera no había mayores elementos que condujeran la investigación con rumbos ciertos. Por eso formulaba el pedido de sobreseimiento provisorio¨.
Reconozco que las condiciones de trabajo para cualquier funcionario judicial en esa época eran muy difíciles, pero los héroes, para postularse como tales, tienen que ser capaces de superar las condiciones adversas. Strassera fue un fiscal que se adaptó a los tiempos que vivió, no tiene autoridad moral para cuestionar nada desde el punto de vista histórico. Faltó a su deber cuando nadie se animaba a cumplir con las leyes y trabajó correctamente cuando las circunstancias se lo permitieron. Strassera debería recordarlo antes de enrostrarnos su dudosa autoridad moral.
domingo, 7 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
Hola Pablo
Muy buen dato, interesante.
Muchas gracias por compartirlo
O sea, un Radical.
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