Pese a las antipatías que nos genera a la mayoría de los
argentinos la conducta que a lo largo de su historia tuvieron los ingleses,
siempre es bueno observar los movimientos del Reino Unido, que a través de los
siglos resultaron precursores de las tendencias mundiales.
Cuando
se votó el primer referendo que resolvió la salida de Inglaterra de la Unión
Europea, muchos tildaron a esta decisión de ¨irracional¨ y creyeron que el
pueblo inglés había sido víctima de un ¨engaño electoral¨. Estos analistas no supieron entender que en
realidad eran síntomas de algo más profundo: el fin de los grandes bloques
comerciales y el preanuncio de la guerra económica mundial que se avecinaba.
La
crisis de 2008 iniciada con la caída del Lehaman Brothers, terminó con el auge
de la economía neoliberal en el mundo. Pese a que muchos países
latinoamericanos todavía compran estas recetas que vende el FMI, en el resto
del Mundo ya no se consiguen. Es que los grandes bloques económicos están en
proceso de descomposición y muchos países están a la intemperie, tratando de no
ser víctimas de la guerra comercial mundial que azota a nuestro planeta.
Hoy
domina el conflicto comercial entre China y los Estados Unidos, que disputan
diariamente, bajo la atenta mirada de los rusos y de Europa, que no tiene claro
para donde escapar ni qué hacer frente a este panorama. Los ingleses, siempre
un paso adelante, ya decidieron: la Unión Europea ya no sirve y es más un
estorbo que un beneficio.
En
nuestro continente, la evidencia de lo que acontece en el mundo se evidencia en
los fracasos neoliberales. Al derrumbe del modelo principal, que encarnaba
Chile, se le suman Ecuador y Colombia y la Argentina de Macri (que gracias a
Dios ya es historia). Bolsonaro caerá
bajo la misma ola sino la advierte a tiempo.
Que las
fórmulas neoliberales estén en caída
libre, no deja de ser una buena noticia. El problema radica en la incertidumbre
que provoca la falta de alternativas de reemplazo. Si los pueblos asumen el protagonismo que
exige la hora, puede ser una buena oportunidad para sacudirse el yugo de la
dependencia.
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