Son noticias reiterativas pero significan una renovación de
una violencia que traen un alto número de víctimas. La mayoría del mismo lado.
La violencia en Medio Oriente no es novedad, pero nos cuesta acostumbrarnos a
ver derramar tanta sangre.
Aunque haya
sido durante este año, se ve muy lejano aquel espacio de diálogo convocado por
el Papa Francisco y protagonizados por las autoridades palestinas e israelíes.
El crimen de un adolescente israelí, tuvo su contraparte en un joven árabe y la
espiral de violencia que desde ahí se
generó, ya supera el centenar de muertos.
La
desproporción de fuerzas es notable y explica que la mayoría de los muertos
sean del lado palestino. Esto no quita la responsabilidad del grupo Hamas, que
ha lanzado ya varios cohetes contra ciudades de Israel donde habitan civiles
inocentes. Sin embargo, es el poderoso ejército de Israel, quien tiene la
iniciativa bélica en la región y quien generó la mayoría de las muertes.
Lamentablemente,
la guerra es la negación de la política y de los instrumentos que pueden
solucionar el ya crónico conflicto entre palestinos e israelíes. El mundo mira
nuevamente azorado, como cualquier chispazo enciende una interminable hoguera.
Israel no sólo no ha cesado de bombardear la franja de Gaza sino que ya se
apresta a invadir por tierra territorio palestino. Una operación militar de
resultado incierto pero con alto costo de vidas asegurado.
El grupo
Hamas se arroga una representación que no necesariamente tiene y que por lo
visto le importa poco cuidar. Si tanto dice defender a su pueblo, no debería
propiciar una violencia que tiene al pueblo palestino como principal
perjudicado. Los países de la Liga Arabe perciben que además, es perjudicial y
desestabilizador para la región, el
despliegue de tropas de un ejército bien armado como el de Israel, por eso
piden la intervención de la ONU y de Estados Unidos.
Este
conflicto, de impredecible final, nos obliga a volver una y otra vez sobre un
tema que siempre está latente porque nunca se encara con seriedad. Cada
negociación enciende una esperanza que dura un breve período y después se
esfuma como la vida de las víctimas de esta interminable guerra.
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