Pasa también en el Primer Mundo: un mal cálculo electoral
puso al desnudo la crisis social que latía en Gran Bretaña, hasta aquí escondida
bajo la alfombra, por una dirigencia más enfocada en discutir el Brexit que en enfrentar
los problemas sociales y económicos.
Theresa
May, la primera ministra inglesa, se dejó guiar por las encuestas que la
señalaban ostentando una imagen positiva importante, y adelantó las elecciones
para reafirmar su poder y terminar de meterse al parlamento inglés en el
bolsillo. Pero no tuvo en cuenta una verdad que los políticos argentinos
conocen bien: los guarismos de imagen no
equivalen a un volumen igual de votos.
Y si
bien la sumatoria total dice que los conservadores fueron los más votados, la
sensible baja en la cantidad de votos obtenidos, dieron vida a un laborismo que
hasta hace pocos carecía de posibilidades ciertas de llegar al poder.
Pero el
tema no es sólo electoral. El cimbronazo y la desorientación del gobierno se
refleja en una Inglaterra sacudida por el fuerte sismo del terrorismo global,
calamidad a la que los ingleses permanecían ajenos . Así, recitales y otros lugares públicos
debieron vestirse de luto ante la muerte violenta e irracional, provocada por
grupos terroristas de dudosa procedencia y con desconocidas reivindicaciones.
Pero
las desventuras los habitantes de Downing Street 10, no terminan en el
terrorismo. Un pavoroso incendio, en plena capital de un imperio en decadencia,
provocaron alrededor de 70 muertos. Este tipo de noticias, que generalmente
eran propias del tercer mundo y de ex colonias inglesas, ahora se produjeron a
metros de los grandes símbolos ingleses.
Lejos
de la fatalidad, el edificio siniestrado había sido denunciado por sus
condiciones inseguras varias veces, pero la corrupción y la inoperancia de un
sistema político que descree de la intervención estatal para solucionar los
problemas, fue más fuerte.
Ahora
el futuro británico luce incierto, como si la neblina tradicional inglesa
hubiese invadido la vida política y social del otrora poderosa potencia. El paradigma neoliberal se muestra impotente,
justo en una de sus cunas, para enfrentar una crisis a la cual no se le
vislumbra salida inmediata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario