Nada más real que la sangre derramada en Siria. De ambos
lados, la violencia es feroz y no respeta sexos ni edades. Pero los fundamentos
con lo que Occidente basa su intervención en la realidad de los sirios, están
basados en mentiras y en medias verdades que encubre el conflicto geopolítico
que es motivo de todos los conflictos modernos: el petróleo.
Los
gobiernos occidentales encabezados por Estados Unidos justifican el vital apoyo
que les otorgan a los sediciosos sirios en la supuesta violencia dictatorial
que el régimen de Bashal Al Assad aplica sobre su pueblo. Esta rebelión, que ya
es guerra civil, sería un coletazo de la famosa primavera árabe, que llevó o
estaría llevando la democracia a lugares antes lejanos a esta.
Sin
embargo, esto es más aparente que real. Las fuerzas que componen a los rebeldes
sirios están apoyadas por países que de democráticos no tienen nada. Tanto
Qatar y Arabia Saudita financian y arman a los rebeldes, pero no podrían
aprobar un examen sobre las libertades de sus pueblos porque sencillamente son
dictaduras autocráticas que, si se
aplicara la misma vara para todos los países, deberían haber sido invadidos
hace rato. Tanto el mandatario sirio, como sus pares de Arabia y Qatar
heredaron el poder de la misma manera: de sus familias.
Estados
Unidos replica en todas sus intervenciones el mismo dispositivo discursivo que
viene aplicando desde el 11 setiembre de 2001: demoniza a sus víctimas y les
inventa conspiraciones y una capacidad de hacer daño que están lejos de la
realidad. Deberían recordar que los terroristas del 11S eran en su mayoría
ciudadanos de Arabia Saudita, un firme aliado de Estados Unidos, que no ha
recibido represalias por esto.
Todo este
teatro bélico montado tiene como objetivo terminar con el poder de un jugador
importante de Oriente Medio como es Siria con lo que se lograría un doble
objetivo: se fortalece a Israel y se aísla aún más a Irán, próximo objetivo del
poderío norteamericano. Para intervenir sobre Irak se habló de un arsenal de
armas de destrucción masiva que nunca se encontró. Contra Irán, la amenaza ya
es de carácter atómico, pero todavía no surgió ninguna prueba contundente que testimonie una amenaza
real para la paz mundial.
Sabemos que
Estados Unidos no necesita evidencias tangibles para intervenir. Es que en
realidad poco le importa la veracidad de los hechos. El interés real es hacerse
del dominio estratégico de las cuantiosas reservas petrolíferas de Irán y de
paso tener a tiro de misil de corto alcance a sus dos rivales reales: Rusia y
China.
El objetivo
de debilitar a Siria está cumplido: gane o pierda esta guerra, la influencia
siria en la región surgirá devaluada. Habrá que fijarse entonces, de que manera
la Casa Blanca buscará darle el golpe de gracia a Irán.
1 comentario:
"No entienden que es una guerra, no se puede hablar de derechos humanos en ese contexto."
Se puede aplicar tanto a la Argentina del proceso como a la Siria actual.
De tal manera que el único que esta cometiendo crímenes de lesa humanidad es Al Assad.
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