domingo, 24 de diciembre de 2017

Honduras se hunde en el barro del fraude

Honduras fue el primer peón sacrificado en la ofensiva general contra los gobiernos populistas. El presidente hondureño, que había sido elegido por el pueblo, fue destituido en 2009 por un golpe de estado que lo sacó a Zelaya en pijama de la Casa de Gobierno. Más tarde se llevarían esa misma ola reaccionaría se llevó puesto al presidente de Paraguay, y más tarde se sucedieron las distintas caídas en Argentina y Brasil.
                Pero el sufrimiento del pueblo hondureño no cesa, ni  siquiera luego de las victorias de la derecha en el continente.  Ahora otro nuevo episodio pone fuera de juego a la voluntad popular:  el fraude electoral  fue el arma utilizada por el gobierno golpista para perpetuarse en e l poder.
                La alianza opositora que encabeza Salvador Nasralla, fue la víctima de la maniobra electoral, que dio vuelta un conteo que en principio lo favorecía claramente. El Tribunal Superior Electoral jugó para el Presidente reelecto y convalidó la maniobra, pese a que Nasralla llegó a aventajar a Hernández por cinco puntos. El pueblo hondureño no se creyó la opereta y salió a la calle a parar el fraude. La represión no tardó en llegar y se llevó la vida de casi una veintena de personas.
                Está claro que la lucha para recuperar la democracia popular en América latina será un largo camino sembrado de tristezas y obstáculos que sólo podrán ser salvados si quienes se oponen se unen contra el enemigo común. Habrá que apelar a la paciencia y las estrategias de largo alcance, que protejan lo mejor posible a quienes luchan para que la dependencia económica se desmorone en nuestro Continente.