viernes, 24 de junio de 2011

El triunfo de Humala abre expectativas de cambio en Perú

La posibilidad de un retorno de Fujimori ya es parte de un mal sueño. Ollanta Humala ganó pese a la oposición de los medios peruanos y ya se prueba el traje y la banda presidencial roja y blanca.
Durante la campaña electoral no fueron pocas las cosas que se dijeron del ahora presidente electo de Perú: que era de la izquierda chavista, que lo condenaba su pasado como represor de la guerrilla de Sendero y que iba a nacionalizar todas las empresas. Pero lo cierto es que sea cual sea la voluntad del nuevo presidente, la realidad de su país le pone límites difíciles de traspasar.
Perú es un país claramente enrolado en la corrientes económicas neoliberales que todavía quedan en nuestro continente. Si bien sus índices económicos marcan un crecimiento económico constante y una baja inflación, casi el 30% de la población se queda afuera de los beneficios. Su economía es precaria a nivel laboral y su producción está basada en la producción primaria que encarna el negocio de la minería. Además los numerosos tratados de libre comercio que tiene firmados le impiden impulsar algún tipo de política de desarrollo industrial.
Frente a este panorama, los primeros pasos de Humala apuntan a insertar a la economía de su país dentro del Mercosur. Aunque no puede ingresar al mercado común del que la Argentina forma parte porque los tratados de libre comercio se lo impiden, puede incrementar las relaciones de intercambio comercial con el bloque.
Por otro lado, si bien la posibilidad de nacionalizar las empresas que manejan los recursos energéticos pareció más una chicana electoral que un proyecto realizable, Humala tiene la posibilidad de aumentar la presión tributaria sobre estos sectores, lo que podría otorgarle fondos para encarar el combate contra la pobreza que esgrimió en durante la campaña electoral como su principal objetivo.
A nivel político, el país que deja Alan García tiene como gran aliado a los Estados Unidos en un grado muy parecido al que tiene Colombia. Esto lo marca el permiso otorgado a la renacida Cuarta Flota norteamericana para que atraque en los puertos peruanos. Si bien un cambio de eje amparado en la ayuda de Chávez no es muy probable, lo que sí es evidente que Perú buscará mejorar la relación con Brasil para no depender tanto de la Casa Blanca.
Las expectativas son grandes aunque las posibilidades de realizar algo distinto no sean muchas, pero Ollanta Humala deberá mirar a los otros presidentes de la misma región, que enfrentaron a condiciones políticas y económicas adversas y que pese a las dificultades igual salieron adelante sin olvidarse de su pueblo.